COLUMNA DE OPINIÓN

Sociedad: entre temores, pérdidas y confusiones

Hay gente que duda expresar en voz alta que extraña los valores perdidos. Ya le pasó que la miraran raro (y hasta socarronamente) porque “eso se usaba antes” y, ese antes, es sinónimo de algo viejo, inservible.

 

En lo más profundo de sí tiene la convicción de que no se trata de eso. Pero la tendencia es tan fuerte que siente estar remando contra la corriente y, en algunos casos, las fuerzas están en retirada.

 

Esa gente es mucha, muchísima. Alguna tiene voz pero no tiene voto. Otra, directamente, ni voz ni voto; es parte de la denominada franja Pasiva. Además, si pudiera ¿De qué serviría? ¿Quién le va a prestar atención?

 

Hace tiempo que asumió que vive en una sociedad que no considera a los viejos; que lejos de aprovechar su experiencia (como grandes naciones del mundo) los archiva. Es que, siendo tan bajo el cupo de las oportunidades, solo hay lugar para los activos.

 

Dentro de las tantas cosas que debe guardarse, o en todo caso que puede compartir con unos pocos y desconocidos pares, está eso de que es lo mismo mejores que buenos. Entiende que es un verdadero problema que los progenitores corran, por ejemplo, detrás de calificaciones, halagos que endulzan oídos, trofeos, y comentarios favorables y, cuando los chicos alcanzan la meta lancen al aire un ¡Qué bueno!

 

Y bueno no es superior, destacado, sobresaliente ni distinto por emplear algunos de los sinónimos de mejor. Bueno, siguiendo con la comparación, es virtuoso, recto, justo, honesto, humano, comprensivo, indulgente y hasta amable.

 

La cotización es distinta. Vale más lo mejor que lo bueno. Ojalá que en tiempos en que los cambios son muy rápidos, en algún momento nos sorprendan instalando que, siendo bueno se puede ser mejor. Que lo que verdaderamente interesa es que cada uno logre y brinde lo mejor de sí sin tantas comparaciones. Después de todo, en la escalera de la vida, así como hay algunos más abajo hay otros más arriba.

 

Por Roberto A. Bravo



Etiquetas: ,