COLUMNA DE OPINIÓN

Que el progreso no destruya el patrimonio arquitectónico

Hay ciudades que tienen una legislación bien clara para la protección de edificios con significado histórico. En Argentina hay ejemplos concretos, Salta es uno de ellos.

 

En torno a la plaza central 9 de Julio no se tocan ni modifican los lugares emblemáticos como Cabildo, museos, recovas coloniales y demás. Hace algunos años, tras un derrumbe aledaño a la Basílica, un banco extranjero hizo una propuesta de construcción ingeniosa: espejar las caras de sus pisos para que se reflejaran Catedral y parte de la plaza. De esa manera, esos lugares se verían desde distintos puntos de la ciudad, especialmente los altos, constituyendo otro atractivo. Solo por eso hubo flexibilidad autorizando la construcción y, la verdad, las imágenes que devuelven esos espejos son impactantes.

 

En Bahía Blanca, también con blindaje patrimonial, la restauración del edificio municipal deteriorado por el paso del tiempo a fines de los noventa, demando mucho tiempo pero quedó igual que siempre; También está en una de las calles que rodean a la plaza central Rivadavia. Allí, hay un reloj de pie que requirió piezas importadas para su reparación.

 

A esos ejemplos nacionales se pueden agregar otros, internacionales, muchos más estrictos; hay lugares de áreas fundacionales y otras de Europa dónde no se permite ni el cambio de color en las fachadas.

 

Por supuesto que esas legislaciones nacionales y extranjeras) datan de muchos años.

 

En San Rafael hay una ordenanza, del año 2008, de creación del Registro Departamental de Bienes Culturales. Dice que la identificación, a instancias de la Secretaría de Gobierno, debe ser hecha por la Dirección Municipal de Cultura en trabajo conjunto con una Comisión Asesora de Asuntos Patrimoniales.

 

Ésta pieza legal está citada en los carteles que se encuentran en las casonas de Comandante Salas y Chile (esquina NO) de exquisito estilo arquitectónico: cinco sobre la primera de las arterias y tres sobre la segunda. En una época allí estuvieron el consultorio del Dr. Aznar (uno de los primeros pediatras que hubo en San Rafael), el Sindicato de la Construcción (UOCRA) e investigaciones de la Policía de Mendoza. Hoy el diario San Rafael. En una de ellas, sobre Chile, ya se han hecho reformas y funcionan un par de comercios.

 

Sobre la misma Comandante Salas, al lado de la Policía Federal, está la casa del fundador de Colonia Elena y uno de los creadores de la Cámara de Comercio Industria y Agropecuaria, Daniel Bustelo. En ese lugar funcionó nuestra primera facultad: la de Ciencias Aplicadas a la Industria. Allí hay un cartel que habla de refacción pero, al mismo tiempo, de que el propietario construirá posteriormente un edificio. No aclara si se conservará o no lo que hoy está en pie.

 

Si después de nueve años han sido identificadas todas las construcciones sanrafaelinas con valor patrimonial, sea por su estilo, por quienes las habitaron o para lo que sirvieron, sería importante que ese registro se haga público. De lo contrario seguiremos viendo construcciones derrumbadas como las de Avda. Mitre y Alem o, hace algunos años, Mitre y Bernardo de Irigoyen. El estilo, similar, era fantástico. Lástima que no supimos si tenían otro valor además del arquitectónico.

 

Somos lo que somos por nuestras raíces. Por favor, no lo olvidemos.

Por Roberto A. Bravo

Imagen gentileza: Roberto Salvadores