Psicología en cuarentena MENDOZA

Necesidad de mayor entendimiento hacia niños, niñas y adolescentes

 

Se han incrementado las consultas a profesionales de la salud mental por los cambios en la conducta de niños, niñas y adolescentes a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Las manifestaciones más significativas se dan en el contexto de  la falta de relación social con sus pares, la escolaridad desde casa y el uso de las tecnologías para tal fin.

Dialogamos en La Mañana de Libertador con la Licenciada Adriana Lopez, quien además nos brindó el siguiente documento escrito para entender a los más pequeños de la casa.

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Observar y comprender a los niños, hoy más que nunca.

 

¡No quiero hacer la tarea!  ¡No quiero aprender así, quiero ir a la escuela!

¿Cuándo voy a salir a jugar con mis amigos? ¿Por qué no podemos ir a visitar a los abuelos?

Los chicos también muestran su malestar frente a las nuevas condiciones que trajo el aislamiento social obligatorio.

De la noche a la mañana,  todo nuestro contexto cambió. Un virus peligroso nos obligó a permanecer en casa. De golpe tuvimos que cambiar nuestras rutinas, aprender a hacer las cosas de otra forma. Pasamos 24 horas en casa, trabajando, haciendo la tarea, ayudando en las labores domésticas, cocinando, jugando.

Qué difícil fue (y aún es a veces) explicarle a los niños, sobre todo a los más chicos, que no  podemos salir a pasear, que no pueden jugar con sus amigos, que las clases son en casa a través de la computadora o el celular (ese por el que antes peleábamos con mamá y papá).

Ya pasaron muchos días en casa y ellos no han podido salir ni uno solo. Como nosotros los adultos, al principio se sintieron raros, era una aventura: todo el día con mamá y papá; sin ir a la escuela, asombrados, expectantes. Sin embargo, estos sentimientos comenzaron, lentamente, a dar paso al malestar. Los niños se empezaron a angustiar, comenzaron a preguntar cuándo iban a poder salir, qué pasaba si se enfermaban ellos o sus padres.  También se enojaron, estuvieron irritables, luego más tranquilos, a veces muy contentos. Sufrieron los mismos altibajos emocionales  que nosotros.

Ya sabíamos, y hemos confirmado, que el cambio en sus rutinas, el continuo ‘bombardeo’ de noticias, y el no poder satisfacer sus necesidades básicas - como correr, saltar, jugar con otros chicos - provoca en ellos estrés y un gran impacto emocional.

Todos estamos afectados por esta situación inédita y altamente movilizadora. Todos estamos haciendo un duelo por lo que hemos perdido, por lo que cambió. Ellos, también. Los niños de todas las edades extrañan la escuela, jugar con sus amigos, el contacto con los abuelos, los tíos, los vecinos, salir a la juguetería y tocar los juguetes para pedir uno, o dos, o tres. Extrañan la vida que tenían.

Aparece también la incertidumbre: ¿cuándo terminará? ¿qué pasará cuando termine la pandemia? Las dudas provocan una angustia que debemos procesar: los niños atraviesan ese proceso, ese duelo, a través del juego.

El juego permite plasmar sus preocupaciones, sus miedos, sus enojos, sus situaciones traumáticas. No me refiero a un  juego con pantallas, sino al juego creativo donde puedan proyectar sus emociones, sus pensamientos. Por esto, es necesario un espacio de juego para elaborar lo que está sucediendo, lo que transcurre de otra manera, lo nuevo...

Como habrán observado, todo el tiempo incluí a los adultos y mostré cómo ambos, niños y padres, estamos padeciendo exactamente el mismo impacto emocional. Es por esto que se vuelve necesario que nosotros hagamos nuestro proceso de duelo y  elaborar nuestra angustia para ayudar  a los niños

Desde Momento Cero siempre recomendamos a los padres observar  la conducta de sus niños para comprender lo que les sucede. Observar su juego ayuda, en este momento sobre todo, a entender qué están sintiendo, cómo están procesando y viviendo todo este cambio. También observémonos a nosotros mismos; si yo estoy irritable, con excesivo temor, o ansioso, puedo estar teniendo dificultades para ayudar a mis niños a sostener esta situación.

Es posible que a esta altura, cuando ya llevamos mucho tiempo en aislamiento, se comiencen a ver algunos síntomas a los que debemos prestar atención:

Desgano: no están interesados en nada, no saben a qué jugar,  están más tirados, más cansados.

Alteraciones en la conducta: demasiada irritabilidad, acciones violentas, llantos excesivos.

Alteraciones en el sueño y la alimentación.

Si estas manifestaciones son repetidas, o muy intensas, siempre es recomendable consultar a un profesional.

Para los padres, el juego es la herramienta que se tiene más a mano para ayudar a los niños a transitar o resolver sus miedos y su angustia. Observar cómo y a qué juegan los chicos puede ser una estrategia muy eficaz para descubrir o descifrar estos síntomas.

 

Lic. Adriana López