A 45 AÑOS / CLAUDIA CESARONI, ABOGADA LA PAMPA

Masacre del Pabellón 7, a la espera de una fecha para el juicio

La abogada Claudia Cesaroni contextualizó el episodio conocido como la Masacre del Pabellón 7 de la cárcel de Devoto, el episodio más sangriento de la historia de las cárceles argentinas, donde perdieron la vida más de sesenta detenidos.

"Fue la masacre carcelaria más brutal que haya sucedido en nuestro país el 14 de marzo de 1978 en la cárcel de Devoto, que aún sigue existiendo, en la que una requisa brutal reprimió ferozmente a un pabellón entero como castigo a una mínima desobediencia de una noche anterior entre un celador y un grupo de presos", explicó en diálogo con Pública y Popular (Nacional Santa Rosa).

 

"El Poder Judicial de entonces llamó a eso un motín y no juzgó a nadie, no hay un solo penitenciario condenado. Nosotros hemos logrado que se eleve a juicio con cuatro procesados (uno falleció) y estamos esperando que se fije de una vez por todas una fecha de  juicio", sostuvo.

"Mi pregunta fue cómo es que este caso no se considera un delito de lesa humanidad por eso me propuse reabrir la causa", agregó.

En el pabellón 7 había 161 presos. Pero las camas alcanzaban para 70, el resto dormía en colchones sobre el piso. Tal vez el único lujo fuera el televisor blanco y negro donde los reclusos podían ver algunas series –Kojak era la preferida por la mayoría– o las películas de El mundo del espectáculo, por canal 13.

La noche del lunes 13 de marzo, uno de los presos viejos más respetados del pabellón, Jorge Pato Tolosa, había elegido ver precisamente la película del 13, El cañonero de Yang Tsé, protagonizada por Steve Mc Queen. La película duraba 182 minutos, por lo que el programa la había dividido en dos entregas. Esa primera entrega debía terminar a medianoche, el momento justo en que los presos debían apagar el televisor.

Sin embargo, a las 11:30, el penitenciario Gregorio Zerdá se acercó a la reja y gritó: "¡Atender, bajen el volumen del televisor… boletas del Palacio!". Se trataba de la lista de presos que al día siguiente, bien temprano, debían ser trasladados a tribunales. Nadie hizo caso.

Poco antes de las tres de la madrugada, un grupo de requisa fue a sacar a Tolosa del pabellón. Empezaba la pesadilla

El preso Tolosa le dijo al penitenciario que esperara, que la película terminaba en un rato. Zerdá entregó la lista a través de la reja a un preso joven. El agente, de inmediato, subió a la pasarela y ordenó nuevamente que apagaran en televisor. "Vení y apágalo vos", le contestó Tolosa. Zerdá desistió del intento pero antes de irse lanzó un premonitorio "Ya vas a ver".

La primera parte de la película terminó y los presos fueron a dormir. Poco antes de las tres de la madrugada, un grupo de requisa fue a sacar a Tolosa del pabellón.

Según el informe elaborado por las autoridades después de la masacre, el propósito era "tomarle declaración al interno y confeccionar el parte respectivo". Pero Tolosa se negó a salir. Que lo sacaran a esa hora, en el mejor de los casos, significaba una golpiza tremenda y la celda de castigo. En plena dictadura feroz, el destino podía ser algo peor.

Los penitenciarios se fueron por donde habían venido. Horas después volverían muchos más.