Lucía Carrizo, licenciada en musicoterapia graduada en la Universidad de Buenos Aires que trabaja en Esquel, conversó con La Aristogracia sobre la importancia de esta disciplina y su relación con la música que "estuvo siempre". Contó que estudió piano durante la escuela secundaria y siempre se sintió atraída por la salud, por lo que pensaba estudiar medicina. Sin embargo, evaluó que si optaba por eso la música iba a quedar muy de lado: en la búsqueda apareció la musicoterapia. "Me enamoré tanto que me quedé con esta profesión que es hermosa", remarcó. Resaltó que el nombre "presta a confusión" y se confunde con una terapia alternativa, pero quienes son un área del ámbito sanitario y quienes la ejercen "son profesionales de la salud". "Es el uso de experiencias musicales con objetivos que tengan que ver con favorecer la salud de las personas", indicó. "Vamos preparando experiencias según las necesidades de cada paciente", amplió Carrizo.

En este marco, planteó que en algunos casos según la evaluación se determina qué necesita cada una de las personas: cantar, tocar un instrumento, hacer música y se define si les sirve más practicarlo solos o acompañados. "Es un proceso también de autoconocimiento que va haciendo la persona", explicó. Asimismo, puntualizó que "cualquier persona puede beneficiarse de la musicoterapia, no hace falta tener conocimientos musicales formales".