La antipolítica es objeto de críticas, con buenos argumentos, por parte del pensamiento progresista. Su objeción es pertinente cuando la crítica proviene del llamado mercado y sus referentes partidarios y mediáticos, cuya propuesta apenas implícita es el gobierno del capital sin mediaciones.
Sin embargo, la política (tradicional) puede ser y es cuestionada desde perspectivas progresivas, aquellas que –desde lo social- exigen más fidelidad al conflicto provocado por desigualdades sociales y de poder. La distinción entre la política y lo político puede ser útil para caracterizar adecuadamente a las distintas formas en que puede aparecer la antipolítica.
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