por carlos ares rusia 2018

Cuaderno de Bitácora - Día 14

Rusia 2018.

Día 14

"Estamos bien los 22" , me escribe mi contacto en el socavón donde se encerró la selección a 300 metros de profundidad después del los tres de Croacia. Falta uno, liberen a Willy , le contesto. "Por ahora no", me dice, "es rehén del grupo" . ¿Qué quieren a cambio?, pregunto. "Ganar y pasar a octavos. Si se da, zafa" .Temo lo peor, pero soy periodista, debo preguntar: ¿y si quedan eliminados? Silencio. Pausa. Debajo del nombre en el guasap se lee "escribiendo". La tensión es insoportable. Willy Caballero no se merece esto. El mensaje llega. "Se lo entregamos a Fantino".

¡No!, por favor, escribo, ¡a Fantino no! . Otra pausa larga. Esta me tranquiliza. Confió en que Mascherano y Biglia estén tocando la respuesta entre ellos antes de habilitar a los otros. Pasan unos veinte minutos hasta que leo " escribiendo". El guasap sale en tres líneas. El número me recuerda otra vez a los tres que nos comimos con Croacia, no es una buena señal. Dice: "Si no es Fantino", "será un tal Azzaro" , "elija".

En la escena final del sueño, vuelvo desesperado hacia él área como si fuera Mercado tratando de evitar la ejecución, pero ya nada puedo hacer. Willy se balancea, colgado del travesaño. Todos las caras que disfrutan de esa tragedia giran hacia mí. Parecen asomarse de una pantalla de televisión. Los reconozco. Sonríen, satisfechos. De los colmillos les gotea sangre. El horror me hace despertar. ¿Dónde estoy? La habitación se llena con los 23 de Nigeria. Bailan y cantan una danza africana. Parece una misa gospel. Adoran a un tal " Dunga" . Repiten constantemente su nombre, "dunga, dunga". ¿Qué es esto?, pienso, ¿la película esa de Di Caprio que va de un sueño a otro? Me levanto. Abro la puerta de la habitación y les digo a los negros: vayan a joder a la 514. Se callan. Espero que vengan al ataque. Me sorprende la reacción. Agachan la cabeza y salen, de uno en fondo, y entran en la 514. Al pasar por la puerta les doy la mano y les agradezco el favor que nos hicieron con Islandia.

Además de la selección, hay algo que no está funcionando bien: yo.
Por fin, me despierto. Duda. ¿Qué raro que no sonó la alarma? Manoteo el celular. ¡ Las nueve menos veinte! ¡Me quedé dormido! Me visto, bajo a desayunar. La puerta del salón está cerrada. Raro. Golpeo el vidrio. Se asoma un guardia o sereno ruso de volumen importante. Se para del otro lado del vidrio y se golpea el reloj con un dedo que parece una apisonadora. Miro la hora en el celular. Son las seis y veinticinco de la mañana. El salón abre a la siete. Hago la cuenta. Dormí tres horas. Otra vez, tres.
Vimos Nigeria- Islandia en un salón de la estación. Gritamos los goles y subimos al tren que nos llevaría de regreso desde " nisi-nino-no-gordo-no" a Moscú. El tren salió a la hora exacta que decía el billete. No sé cómo pueden vivir así. ¿Qué pasa si hay tránsito, si se demoran en cobrarte el último café, si le quisiste dar un abrazo más a tus viejos porque ya no los vas a ver por un tiempo? Te dejan abajo. En los países serios se da de hecho, aún cuando no esté anunciada, una tolerancia en la partida de diez a quince minutos. Acá, no. Estos son duros, implacables, insensibles. Así les va.

Tres horas y media de viaje. Tiempo suficiente para hacer una profunda reflexión sobre las causas de lo que podría terminar en un fracaso histórico para el fútbol argentino. Desde el llamado " desastre de Suecia" en 1958 que no se padecía una humillación semejante. Pienso. Debería tomar apuntes. Podría hacer un ensayo y publicar un libro sobre el tema. Escribo posibles títulos. "El muerto que debería estar preso" . No. No. Da de novela. Además, habla solo de Grondona. No incluye a los que le siguieron. No llega hasta Tapia. Dejo el título para el final. Pienso que lo que importa es la revelación de los hechos. De acuerdo, me digo. Pienso. ¿Por dónde empezar? Se ha robado tanto. Son tantos los delitos. Pienso. Es tanta la corrupción. Pienso. Son muchos los responsables. Pienso.
Pienso, ganó Nigeria. Es una buena noticia.
Y una mala. Habla Sampaoli. Tengo que ir a la conferencia de prensa.
Sampaoli me la baja, pero la gente se ilusiona y me la sube.
Pienso en un mensaje para enviar a mi contacto en el socavón de la selección: salgan del bajón, hagan la de México, una buena "partuza", disfruten, van 23 para los 23. Me imagino la respuesta: "dale, pero que sean 22" . Insisto. Willy se merece una alegría. Hay que sacarlo de la depresión. "Hay que sacarlo del área" , contesta.
Pienso que podría dejar todo lo que iba a pensar sobre la hondura y el origen de la crisis para otro día.
Llegamos tarde. Pero en una de esas el tren del mundial espera.
Si le ganamos a Nigeria, zafamos
Después vemos.
Vamos vamos/ Argentina/ vamos vamos/ a ganar...