2 de abril RAE ARGENTINA AL MUNDO

A 41 años del desembarco argentino en las Islas Malvinas

 

 

 

 

 

En medio de una crisis política, económica y social, la dictadura cívico-militar (instalada desde marzo de 1976) invadió por sorpresa las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Las islas, ubicadas en el extremo sur de Argentina, usurpadas por Gran Bretaña desde el siglo XIX.

La invasión a las islas fue el último estertor de un régimen de terror que pretendía fortalecerse. La Guerra de Malvinas, de cuyo inicio se cumplen 41 años este domingo, duró 74 días y en ella murieron 649 argentinos, muchos de los cuales hoy continúan como NN en el Cementerio argentino de Darwin.

 

 

 

 

 

En ese momento, estaba al frente del gobierno dictatorial el Teniente Leopoldo Fortunato Galtieri quien, ante una Plaza de Mayo llena de manifestantes celebrando, señaló que Argentina recuperaría las Islas que históricamente le pertenecían con una frase tristemente célebre: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”:

 

 

 

 

 

El 3 de abril de ese año, la primer ministro británica Margaret Thatcher, bautizada como "La dama de hierro", mandó una flota hacia el Atlántico Sur. Paralelamente, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 502, exigiendo el retiro de las tropas argentinas de las islas y el inicio de las negociaciones entre ambos países.

Sin embargo, comenzaron formalmente las acciones bélicas entre ambos países cuando aviones ingleses bombardearon la pista de aterrizaje de Puerto Argentino. El 2 de mayo el submarino nuclear Conqueror hundió el crucero argentino "General Belgrano" fuera de la zona de exclusión, con 323 muertos sobre una tripulación de 1093 personas.

El hundimiento del Belgrano, y sus víctimas, es un símbolo de lo que significó la Guerra de Malvinas para Argentina: soldados de distintas edades, muchos recién ingresados con 18 años al servicio militar obligatorio. Las tropas tenían severas falencias en su adiestramiento, y en las condiciones de instrumental y alimentación en comparación a la experiencia y pertrechos de los ingleses.

Los soldados argentinos no sólo murieron a manos de los ingleses. Fueron víctimas de la total falta de previsión de las Fuerzas Armadas Argentinas. Como ejemplo, una cuestión básica de logística militar: la invasión se realizó en otoño, cuando las islas en medio del Atlántico Sur soportan temperaturas por debajo de los 15 grados bajo cero.

Las condiciones de combate fueron cruentas para las tropas argentinas: hubo numerosas batallas cuerpo a cuerpo después de noches en trincheras congelados, con escasa o nula comida y pésimas condiciones de abrigo.

Según contaron los sobrevivientes, “muchas veces nos orinábamos entre nosotros para que no se nos congelara la cintura”.

Pese al triunfalismo inicial de la invasión que se vivió en el continente, fogoneado por medios de comunicación que difundían información sumamente sesgada, comenzaron a colarse relatos del horror que atravesaban las tropas argentinas.

 

 

 

 

Muchas de las noticias sobre las difíciles condiciones de batalla, y la clara supremacía inglesa en el conflicto se escuchaba, en pleno régimen militar, en forma clandestina a través de las radios como la uruguaya Radio Colonia, la BBC en español, y otras sintonías en onda corta.

Finalmente, las tropas inglesas llegaron hasta Puerto Argentino en donde los comandos militares se encontraban atrincherados y muchos de los oficiales habían abandonado a sus escuadrones.

El 14 de junio de 1982 a las 21 horas en Puerto Argentino, el “gobernador militar de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur”, General Mario Menéndez, se rindió ante el general británico Jeremy Moore.

Ante esto, Galtieri como militar en la presidencia, al día siguiente se presentó en cadena nacional a todo el país y anunció la rendición:

 

 

 

 

La derrota precipitó la caída de la dictadura que meses más tarde llamó a elecciones y el 30 de octubre de 1983 se realizaban comicios democráticos luego de siete años de oscuridad. Los combatientes comenzaron a volver al país en medio de la más absoluta indiferencia de la sociedad toda y los medios de comunicación.

A fines de 1983 se filtró en la prensa el llamado “informe Rattenbach”, pedido por la propia Junta Militar del gobierno de facto para crear una imagen positiva de la actuación de las fuerzas armadas durante la guerra. Pero el “Informe Final de la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades Políticas y Estratégico Militares en el Conflicto del Atlántico Sur”, cuya confección presidió el teniente general Benjamín Rattenbach fue lapidario: denunciaba las torturas y malos tratos a los que se habían sometido a los soldados, el abandono de las tropas en el campo de batalla por parte de coroneles y tenientes, el estado de desnutrición y congelamiento de las tropas. La nula logística y preparación de las fuerzas armadas para enfrentar una guerra.

Recién en 2013 el informe pudo ser desclasificado y divulgado en forma completa. Todos los gobiernos democráticos coinciden en el pedido diplomático de la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas.

Las atrocidades de la Guerra de Malvinas ya no son un secreto. Como señaló el escritor argentino Osvaldo Bayer: “(Malvinas es) la única guerra del mundo donde murieron los soldados y se rindieron todos los generales, almirantes, brigadieres, coroneles, vicealmirantes, contraalmirantes, mayores, capitanes. Y todos esos generales, almirantes y brigadieres van muriendo en la cama, poco a poco, con pensión completa”.

 

 

 

 

Producción: Silvana Avellaneda
Web: Julian Cortéz