Adalberto Indelman, flamante concesionario de la confitería La Balsa, ubicada en la Costanera viedmense, manifestó su sorpresa y malestar por haber recibido el bien municipal en muy malas condiciones. “No había nada, sólo dejaron las paredes”, dijo el empresario apuntando sus quejas a los anteriores concesionarios.
“Se llevaron el medidor, no había gas, la parte eléctrica hay que hacerla prácticamente nueva porque se encontraron cables cortados”, afirmó.
También indicó que se llevaron todo de la cocina, los calefactores y los aire acondicionados. “Nos hicimos cargo y estamos empezando a poner todo en orden. La municipalidad también está poniendo su parte”, afirmó.