POR JORGE VACCARO informativo

Cine:De raquetas y pantallas gigantes

 

El deporte y el cine siempre gozaron de un idilio casi perfecto. Las historias de sacrificio y superación de los diferentes rubros deportivos siempre encontraron en la pantalla grande una herramienta ideal para la eternización del logro, incluso de aquellos logros que contaron con el registro directo de la televisión.

Por eso atesoramos más la película “Toro Salvaje” que las grabaciones de las peleas de Jake LaMotta que pululan por YouTube. Con el tiempo el cine pasó de las historias humanas involucradas en el deporte a las situaciones puntuales, los duelos históricos.

Esta película, “Borg vs McEnroe”, pertenece a esta última categoría, y al estilo de Rush (el duelo entre Hunt y Lauda que le costó más que sudor y lágrimas al segundo), surja en otra rivalidad legendaria para alcanzar el clímax cinematográfico.

Si bien el tenis no tiene el vértigo ni el riesgo del automovilismo, por más que los protagonistas repitan de una y otra forma que el deporte los consume, la tensión lograda entre Shia LaBeouf y Sverrir Gudnason atrapa, a pesar de una extensión que a veces conspira con el interés en el desenlace que, como suele suceder en estos casos, es muy conocido.

Hay aportes que ayudan mucho, como el del veterano Stellan Skarsgard en el rol del entrenador de Borg (Lenarth Bergelin) que acompaña a su pupilo hasta en sus rituales cabuleros. Y también hay incógnitas, como la mención a un equipo de Argentina Televisora Color y una entrevista fallida frente a un Borg sobrepasado por la responsabilidad.

Para los amantes del tenis, la coronación de una época, para el público en general, una realización ajustada y de buenos recursos, que no logrará conmover, pero entretien