COLUMNA DE OPINIÓN

Un paseo por el valle de las utopías

De cuando en cuando es bueno darlo. Es recomendable con la cabeza apoyada en la almohada. En ese tiempo en que la mente quiere Volar y Volar.

Cosas por aquí, cosas por allá, en el Valle de la Utopías lo que busca encuentra. Niños creciendo siempre sanos (“No importa si es nena o nene; lo que importa es que sea sanito...”). Amor sincero. Buenos trabajos. Sustento económico para no pasar privaciones. Convivencia social armoniosa.

Pensamiento en favor de lo colectivo por sobre lo individual. Diálogo sincero. Respeto por la libre expresión. Tiempo para compartir, para escucharse. Buen trato personal. Sinceridad. ¿Demagogia? ¿Qué es eso?

Que más… ¡Ah! Justicia. Eso. Y más. Todo lo bueno imaginable.

Fin del paseo virtual, hora de dormir.

Al despertar y poner los pies sobre la tierra, la realidad es otra. Pero el baño espiritual ayuda a creer que algunas cosas pueden ser posibles. Eso obliga a hacer algo más que soñar despiertos. Eso requiere dedicación aunque de ningún modo sacrificio ni mayores esfuerzos.

¿Así de sencillo? Así de sencillo.

Se trata, simplemente, de que cada uno de nosotros haga las cosas un poquito mejor. Nada más. El efecto multiplicador hará de éste tiempo, algo que merecerá ser vivido. De éste lugar un sitió indudablemente más importante en las cosas materiales lo que redundará en beneficio de todos. La realidad fortalecerá sueños e ilusiones. Despertará la fe y habrá buena calidad de vida con salud espiritual, física y mental.

PaRa hacer las cosas un poquito mejor, no hacen falta paseos nocturnos por el Valle de las Utopías aunque siempre sea bueno darlos.

Por Roberto A. Bravo



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