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Di María, una dulce historia de superación

En el mismo Monumental donde tantas veces escuchó murmullos de desconfianza, Ángel Di María recibió anoche una demostración de amor por parte de los hinchas argentinos como cierre simbólico de una historia en el seleccionado que reunió todos los requisitos de una hermosa enseñanza de vida.

Quien mejor que "Fideo" para honrar el valor de la resiliencia o para "romper la pared" como él mismo le dijo metafóricamente entre lágrimas a su familia en una comunicación por celular desde el propio campo de juego del Maracaná, la noche en la que todo cambió para siempre.

Sabrá Di María de momentos de oscuridad cuando el destino le aplicó repetidas cachetadas en su lucha por trascender con la camiseta celeste y blanca y sabrá Di María de instantes eternos de felicidad como el de anoche en River.

En el campo de juego, al que esta vez eligió acceder sin vestirse de futbolista, lo acompañaron su esposa Jorgelina, sus hijas Mía y Pía, sus compañeros de la Selección, el cuerpo técnico de Lionel Scaloni y el presidente de AFA, Claudio Tapia, para rendirle honores por su brillante carrera.

No quiso Di María jugar el partido como le propuso el entrenador, prefirió que su retiro efectivo fuera el 14 de julio pasado en Miami cuando Argentina logró el bicampeonato de América después de vencer a Colombia.

El guión de su película merecía un final perfecto y entendió que debía ser bañado de gloria, con una copa en la mano, en un potente mensaje después de las finales perdidas en ciclos anteriores de la Selección.

“Es un momento difícil para hablar. Quiero agradecer a todos los entrenadores y compañeros que pasaron por la Selección en todos estos años. Tuve la posibilidad de jugar con varias generaciones y con grandes jugadores con los que no pudimos ganar, pero que me enseñaron a seguir peleándola. Los chicos que hoy están acá conmigo me dieron la posibilidad de ganarlo todo y de retirarme de esta manera. Eternamente agradecido a todos”, resumió en su mensaje a todos los presentes en el Monumental.

El homenaje comenzó con un video locutado en off por una de sus hijas, continuó con un saludo de Lionel Messi desde Miami y concluyó con la entrega de una plaqueta y un cuadro con la Copa del Mundo.

Después del partido, “Fideo” volvió a la cancha para celebrar con sus excompañeros la conquista de la Copa América y estuvo en el vestuario para experimentar viejas sensaciones de jugador “albiceleste”. “Tenés las puertas abiertas del seleccionado para lo que quieras”, le transmitió el DT Lionel Scaloni.

Di María inició su etapa en la selección mayor hace exactamente 16 años, el 8 de septiembre de 2008, en un partido frente a Paraguay por las Eliminatorias Sudamericanas, después de coronarse campeón mundial sub 20 en Canadá 2007 y ganador del oro olímpico al año siguiente en Beijing con un gol de su propio sello en la definición ante Nigeria.

Alfio Basile lo sumó a la mayor como parte de un recambio con vistas a Sudáfrica 2010, que fue su primer Mundial, pero de la mano de Diego Maradona, sucesor del “Coco” durante esa clasificación.

Diego fue el primero en defenderlo (“A Di María no lo querían”) luego de que el equipo lograra de forma traumática el boleto a la primera cita grande en el continente africano. El inicio del camino resultó espinoso, con crédito oscilante, al calor de los resultados y las actuaciones.

Como parte de una generación frustrada, “Fideo” vivió sus peores momentos años después, ya consagrado como un futbolista de la elite mundial, cuando se sucedieron las derrotas en las finales y los problemas físicos en los torneos grandes.

Para el triste recuerdo quedó la definición con Alemania en el Maracaná, en el Mundial 2014, que no pudo jugar por una lesión en medio de rumores de un pedido de reserva por parte del Real Madrid.

Los inconvenientes físicos también lo sacaron de la final de la Copa América 2015 y lo dejaron afuera en partidos de la edición del Centenario 2016, que Argentina volvió a perder con Chile por penales en la final.

“Basta de Di María” se transformó en un reclamo popular repetido de forma automática, más por la presunción de un condicionamiento psicológico que por su efectivo rendimiento en los campos de juego.

Pero Di María nunca dijo basta y hasta se animó a reclamar su lugar en el inicio de la era Scaloni, que se inició luego del fracaso en Rusia 2018 bajo el mando de Jorge Sampaoli.

El “Gringo” lo utilizó por primera vez en un amistoso con Honduras, previo a la Copa América de Brasil 2019. Ya asentado en el nuevo grupo de la Selección, Di María encaró la Copa América 2021, disputada en plena pandemia, como un nuevo intento de reescribir la historia.

Después de jugar casi la totalidad de los partidos, logró su redención en la final con Brasil en Río de Janeiro, la noche de la mágica definición por encima de Ederson. Con ese gol, Argentina sepultó una racha de 28 años sin títulos y abrió la puerta del ciclo más ganador de su historia.

La conquista de la Finalísima ante Italia en Wembley, con otro gol de “Fideo”, fue el prólogo de un 2022 de ensueño por el logro del Mundial de Qatar, en cuya final el rosarino dio nuevamente el presente en la red.

De jugador frustrado a goleador en momentos cruciales, así fue su vertiginoso tránsito con la camiseta argentina, la que se calzó por última vez con la medalla de bicampeón de América en el pecho.

A 16 años de su debut oficial, Di María y la Selección forjaron un lazo inquebrantable para todos los tiempos. Angelito rompió la pared y ascendió definitivamente al firmamento celeste y blanco.