“Pequeña flor” Un gran año para el director argentino.

Santiago Mitre lado B.

Ahora nos volvimos a ilusionar. Ya obtuvimos la tercera copa del mundo,
ahora vamos por el Oscar. “Argentina, 1985” promete darnos una nueva
alegría. Pero estas son todas palabras que sobran, sobre un hecho que
todos conocemos. Sin embargo, Santiago Mitre estrenó por partida doble
este año. A la sombra de su hermano mayor, “Pequeña flor” pasó algo
inadvertida por las carteleras de los cines.
El año pasado formó parte de la sección Noves Visions del Festival de
Sitges, fuera de competencia. Encabezada por Daniel Hendler en un rol
protagónico impecable, completan Vimala Pons, Melvil Poupaud y Sergi
López. Luego de algunas pocas semanas en cartelera pasó al misterioso
limbo del olvido que inevitablemente le toca a las películas argentinas con
el sistema de exhibición y distribución actual.
No todo está perdido, el complejo Gaumont proyectará nuevamente
algunas producciones del 2022 y la película en cuestión tendrá su turno
el 4 de enero.
Jose, un ilustrador de mediano éxito, vive en una pequeña ciudad
industrial de Francia. Acaba de tener un bebe y ha perdido su trabajo. Su
pareja ahora es el principal sustento del hogar y mientras él se encarga
de los quehaceres domésticos. Un día conoce a su vecino, un fanatico
del jazz. Mientras escuchan la canción Petite Fleur, Jose decide matarlo.
Solo para descubrir a la mañana siguiente que su vecino está vivo. A
partir de ese momento asesinar a su vecino le será tan necesario y
habitual a Jose, como lavar los platos después de cada comida.
Hay personas que pagan para ir a romper cosas a lugares, a modo de
terapia, a fin de descargar estrés. Jose descubre que matar a su vecino
le funciona de la misma manera. Sus frustraciones desaparecen con el
primer chorro de sangre. Esa noche la vida parece menos abrumadora.

Ya no importa el desempleo o ser un amo de casa. Incluso puede
revitalizar el amor de la pareja.
Una película que no busca complacer. Llena de humor negro, por
momentos algo incomoda, con una narrativa tan prolija como correcta.
Santiago Mitre, para sorpresa de nadie, entrega un producto
excepcionalmente redondo, técnicamente impecable y la actuación de
Daniel Hendler extraordinaria como siempre. Estos son los ingredientes
para entregar un producto poco visto en las producciones
cinematográficas nacionales de la actualidad. Cargando con la libertad,
del que sabe que está haciendo algo bueno.