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Capítulo 5: Extranjeros en Viena

Como mencionamos en los capítulos anteriores, durante el siglo XVIII, la vida operística de Viena dependía en buena medida de la visita de compañías italianas y de los aportes de los compositores de esa nacionalidad. Uno de los más destacados fue Antonio Salieri, quien llegó a la ciudad en 1766, en compañía de su maestro, Leopold Gassmann. Fue este compositor bohemio quien introdujo a Salieri en la corte austriaca, donde desarrolló casi toda su carrera. En Viena, Antonio Salieri se relacionó con Gluck, Scarlatti, Metastasio y Calzabigi, y ganó fama como autor de óperas en el teatro de la corte. Una de las más significativas, de las estrenadas en Viena, fue Armida (1771), ya que en ella continuó las reformas plasmadas anteriormente por Christoph Willibald Gluck. Posteriormente, en 1774, sucedió a Gassmann como compositor de la Corte en Viena, y en 1778 ocupó el cargo de Kapellmeister, sucediendo a Giuseppe Bonno. De todos modos, vale aclarar que Antonio Salieri residió en distintas ciudades de Europa, ya que seguía las representaciones de muchas de sus óperas. Durante la última década del siglo XVIII prácticamente no exploró nuevas direcciones en su estilo, por lo que finalmente cayó fuera de la moda musical del siglo XIX. Compartimos aquí, el aria "E non degg' io seguirla!" de la ópera Armida, interpretada por la mezzosoprano Cecilia Bartoli, y la Orquesta de la Era del Iluminismo, con la dirección de Adam Fischer.

 

A la lista de compositores que arribaron del extranjero a Viena podemos agregar a Luigi Boccherini, quien se trasladó a la capital austriaca en 1758. Boccherini fue contratado por los Esterházy, por lo que se desempeñó como intérprete en el teatro de la corte que dirigía el Conde Giacomo Durazzo. Sin embargo, Boccherini encontró en Viena una fuerte competencia como solista, por lo que no tuvo una destacada actividad como intérprete. Poco tiempo después regresó a Italia, para consagrarse posteriormente en España. De su estadía en Viena datan los tríos op.1, los cuartetos op.2 y los duetos op.3.  Cabe mencionar que Boccherini evitó en muchas oportunidades emplear la forma sonata, volcándose hacia un manejo muy personal del ritmo, de la construcción de las frases, los ornamentos, los diseños melódicos y la textura. A continuación, el Cuarteto para cuerdas en do menor, op.2, N°1, G.159 (1761) en la interpretación del ALEA Ensemble

 

Otro de los compositores que se trasladó a Viena fue el checo Johann Baptist Krumpholtz, quien fue también uno de los más virtuosos arpistas del siglo XVIII. Krumpholtz arribó siendo muy joven a la capital austriaca, y allí tomó clases de composición con Joseph Haydn. Además, se desempeñó como arpista en la Corte de los Esterházy, una de las familias más ricas e influyentes del Imperio austriaco. Hacia 1776, Joseph Haydn comenzó a alentarlo para que iniciara una gira de concierto por las ciudades más importantes de Europa, con la que alcanzó finalmente gran renombre. De su producción, centrada en el arpa, se destacan sus sonatas y conciertos, tal como el Concierto para arpa y orquesta Nº6 que pueden escuchar aquí mismo por Jana Boušková y la Orquesta de Cámara Filarmónica de Praga.

 

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