Don Quijote en la música Radio Nacional Clásica

Capitulo 3: El cine

No hay dudas de que la historia de Don Quijote de la Mancha ha establecido lazos con todas las artes, y el cine no ha sido la excepción. Según la cronología realizada por el Centro Virtual Cervantes, la primera adaptación data de 1898, “de la mano de una compañía francesa, Gaumont, que plasma algunas vistas de la novela en veinte metros de celuloide” (Link AQUÍ). Es de destacar que las filmaciones realizadas hasta cerca de 1930 representaban al hidalgo con un estilo cómico y burlesco (similares a las adaptaciones francesas de las que hablamos en el capítulo anterior) y que, poco a poco, se fue asentando una visión más romántica e idealista.

En 1932 se realizó una adaptación musical de la novela de Cervantes, con el célebre bajo ruso Feodor Chaliapin como protagonista (quien ya había representado al Quijote en una puesta de la ópera de Jules Massenet), y la dirección de Georg Wilhelm Pabst. Para la misma, la productora Vandor-Nelson Film le propuso a Maurice Ravel componer la música, sin revelarle que le habían hecho la misma propuesta a Jacques Ibert, a Manuel de Falla y a Marcel Delannoy (aunque los dos últimos rechazaron el encargo). Finalmente, la Vandor Nelson Film eligió la obra de Ibert, por lo que Ravel reelaboró su composición original en un ciclo de canciones que tituló Don Quijote a Dulcinea, y que estrenó en diciembre de 1934 en París. Escritas sobre textos de Paul Morand, cada una de las canciones refleja al Quijote en distintas facetas: el enamorado, el guerrero y el amante de la bebida. A continuación, la grabación del barítono Dietrich Fischer-Dieskau y el pianista Karl Engel.

Feodor Chaliapin como Don Quijote

Feodor Chaliapin como Don Quijote

 

En cuanto a la composición de Jacques Ibert, se trata de cuatro canciones que relatan, respectivamente, la primera partida del Quijote en busca de aventuras, los momentos previos al capítulo de los galeotes, la recepción del palacio del duque y la muerte del caballero. En lo que refiere a lo estrictamente musical, Ibert buscó recrear, desde su visión francesa, algunas características que consideraba hispanizantes, tales como el empleo del ritmo de la habanera o la imitación, en algunos pasajes, del rasgueo de la guitarra. Cerramos este capítulo con la versión del bajo-barítono José van Dam junto a la Orquesta de l'Opéra de Lyon, dirigida por Kent Nagano

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