En 2018 el kinesiólogo Mariano Scali fue denunciado por haber abusado de una menor en el contexto de una práctica profesional. El año pasado fue condenado a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para el ejercicio de la profesión. En mayo de este año, la justicia en segunda instancia confirmó la sentencia.

La primera reacción fue la formación de un Movimiento de Profesionales Víctimas de Denuncias Falsas, una agrupación encabezada por la señora Patricia de Scali, que salió esta semana a denunciar a fiscales y jueces que actúan contra los profesionales del arte de curar. Aseguran que sólo toman en cuenta la palabra de las denunciantes y que así crean “grietas de género, fomentan el odio y la venganza de género y la degradación de la salud”, además de destruir a las familias. Por otro lado, un grupo de profesionales de la kinesiología le pidió a su Colegio que tomara algún tipo de medida para preservar a los profesionales que se sienten “muy expuestos”. El Colegio entonces emitió recomendaciones, entre las que se encuentra la de atender a menores con un mayor presente para que el profesional desarrolle su actividad en forma cómoda y “no asustado”. También recomienda que las prácticas se realicen con profesionales y pacientes de un mismo sexo.

Al mismo tiempo se conformó un grupo de kinesiólogas y kinesiólogos a quienes esta posición del Colegio les resulta llamativa. Presentaron una nota ante sus autoridades donde plantearon la necesidad de esclarecer que el hecho por el que fue condenado Scali nada tiene que ver con el normal desempeño de la profesión y que la única víctima es la menor abusada. Le sugirieron también al Colegio organizar capacitaciones en género dirigidas a todos los profesionales de la institución.

Además, en su columna sobre Género y Literatura, Cinitia Mignone nos recomendó el último libro de Selva Almada.