“Güemes fue un gran jefe popular. Un hombre que se identificó con los intereses de los humildes. Nadie lo nombró jefe, lo nombraron los propios gauchos infernales que tenían plena confianza en él. Le obedecían y le tenían una gran lealtad.

Cuando gobernó Güemes, lo hizo en favor de los humildes. Por ejemplo, la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios, un principio de reforma agraria

Es un personaje que han coagulado, como a San Martín y Belgrano con la cordillera y la bandera, como que Güemes fue el gauchito que defendió la frontera y él fue mucho más que eso.

Tuvo una gran pelea con Buenos Aires, que quería hacerse dueña de las provincias y decidir por ellas. Por ejemplo, a los gobernadores los decidía Buenos Aires. En cambio, Güemes fue elegido por votación popular, y eso no le gustó nada a Buenos Aires.

Después de (la batalla) Tucumán, Buenos Aires le ordena a Belgrano bajar hasta Córdoba. Y es cuando Belgrano desobedece y vence en Salta. Y San Martín le encarga a Güemes defender ese territorio. Habría que ver donde sería nuestra frontera de no haber sido por Güemes y sus gauchos.

La historia que se enseña en la Argentina está escrita por porteños y con un clima porteñista. Hasta los salteños tienen que reivindicarlo porque tardaron bastante tiempo en reivindicarlo a Güemes. Por ejemplo, en la plaza central de Salta, el monumento es para Arenales.

Los hacendados salteños colaboraron con la muerte de Güemes, porque fue una alianza entre una parte de la oligarquía salteña y las fuerzas españolas que comandaba el General Olañeta. Se ponen de acuerdo y le hacen una emboscada a Güemes y allí muere”.