Informó acerca del pedido de restitución, el investigador del CENPAT CONICET Julio Vezub en diálogo con LU4 Nacional Patagonia. La historia de profanación data de 1896 cuando la comunidad de los hermanos Liempichúm y Sakamata dieron hospedaje a un explorador francés, el conde Henry de la Vaulx quién aprovechándose de la confianza prodigada robó restos humanos y patrimonio cultural.
"El conde Henry de la Vaulx trabajaba por encargo del Ministerio de la Instrucción Publica de Francia lo que sería ahora el Ministerio de Educación que ordenó una expedición de 16 meses desde Carmen de Patagones hasta territorio magallánico. En ese contexto en el que las poblaciones mapuches habían sido corridas de sus territorios más al sur, él fue visitando toldería por toldería con acompañamiento de dos peones, un carrito, un caballo y unas mulas. Lo alojaron Manuel Namunkura en Choel Choel, Valentín Sayhueque que estaban esperando una restitución de tierras. Y los hermanos Liempichum y Sakamata, en la confluencia de los ríos Senguer y Apeleg, este conde francés estuvo alojado un par de meses, sus anfitriones lo trataron muy bien y a hurtadillas a escondidas cuando no lo veían de noche se dedicaba a profanar tumbas antiguas y algunas recientes como la del hijo de Liempichúm. En 1897 hace su viaje, despacha más de una tonelada de restos arqueológicos humanos y culturales y eso pasa a engrosar el Museo de Trocadero, justo frente a la Torre Eifell. Fueron exhibidos y presentados en conferencias científicas, fue olvidado, desconocido y cubierto de polvo en los depósitos".
Aunque por años investigadores argentinos hicieron el seguimiento de esos restos, fue en el año 2006 "cuando del Centro Nacional Patagónico del Conicet armamos un relevamiento sobre el contendido de estas colecciones, estuve durante tres meses en el año 2009, del conjunto de 12 esqueletos complejos y cien cráneos, uno de ellos estaba rotulado con tinte de puño y letra del propio conde, hijo del cacique Liempichúm".
El camino que le siguió es el del pedido de restitución y se realiza junto a los descendientes de la comunidad. "En 2009 publicamos el hallazgo, simultáneamente tomamos contacto con personas, Limpichúm y Sakamata, un vecino de Madryn Angel Ñanco Sakamata, lo informamos del descubrimiento y la comunidad que está localizada en el mismo lugar donde los restos fueron exhumados y con apoyo de la Cancillería Argentina se pidió la restitución de estos restos. Se iniciaron las conversaciones en Francia, ellos advierten que no hay un marco regulatorio, es cierto que en Francia su lógica colonial pone en relieve esta cuestión, pero en términos políticos esto se puede hacer, de hecho ya ocurrió con Uruguay donde se restituyeron los restos de tres charrúas". En este punto, lamentó Vezub que "la dificultad no se da en la gestión política superior en Francia sino a nivel intermedio con los científicos que están a cargo de los Museos, porque son herederos de esa apropiación indebida y le otorgan un valor en términos de interés científico que desconoce el valor político de este tema".