El Director del Hospital Zonal y Jefe de la IV Zona Sanitaria, en diálogo con Nacional Bariloche, habló de la compleja situación en la ciudad, una de las 2 localidades, junto a Puerto Deseado, que quedaron en fase de aislamiento.
Acerca del colapso en las unidades de terapia intensiva, aseguró que están al límite, “no hay camas físicas, venimos así desde hace 3 semanas, con un back up muy chico, de una cama que se libera y se vuelve a ocupar, es muy dinámico y desgastante”, confirmando que ayer contaban con un solo espacio, que no tenía información del día de hoy y aclarando que la prioridad la tienen los casos graves de Coronavirus.
En referencia a las críticas por la tardía implementación del programa Detectar en los barrios, dijo que “es una estrategia más para contener brotes focalizados y en (San Carlos de) Bariloche sólo tuvimos uno. No sé si llegó tarde, no hemos tenido la necesidad antes”, indicando que para que fuera efectivo se debería contar con una gran cantidad de test.
Advirtió que uno de factores que generó el aumento sostenido de casos es el ingreso de personas, “especialmente en las tres últimas semanas, se vio reflejado en los número reales, de ingreso por vía terrestre y ahora por la aérea, con 150 personas por cada vuelo”. Y que otro es el comportamiento social, que dista mucho de lo deseado.
Otro de los reclamos está dirigido al funcionamiento de los Centros de Salud, “he recibido queja de dos. Muchos dependen de la presencia física de los médicos, a veces están de guardia en el hospital, al otro día se toman post guardia, porque no descansaron en 24 horas y en este contexto tenemos una sobrecarga horaria que perjudica la normal atención”.
Gil también explicó la readecuación de personal a otras áreas, que tiene directa relación con la atención de enfermos de COVID-19, “hemos tenido a lo largo de la pandemia 94 ingresos en el hospital y en este contexto dejamos de lugar las especialidades con reasignación para todo el personal”, detallando los cambios realizados.
Sobre la provisión de insumos, “hay medicaciones que faltan a nivel nacional, con una disparada de precios que pone en jaque al sistema sanitario público y privado” y añadió “no hemos tenido faltantes, si hemos tenido atrasos en la provisión y por suerte trabajamos en red con los sanatorios y nos prestamos medicación”.
“Estamos en una guerra y no te podes retirar, el cansancio nos está agotando a todos físicamente y emocionalmente, pero tenemos que estar, para eso estudiamos, para eso nos formamos y esperamos la llegada de la vacuna. Hay un mundo parado desde hace un año”, enfatizó.
Por último, analizó la compleja situación en la ciudad y la gran cantidad de contagiados, “la ola está llegando casi 9 meses después, con un estrés diario de los equipos intervinientes”.